Hoy he visitado la exposición El Festín Frágil, de la artista Hannah Collins en la fundación Valentín de Madariaga. Un nombre a mi parecer muy atrayente con el añadido de ser una ruta por algunos de los ingredientes que usa el mundialmente conocido Ferrán Adriá en su cocina.
Según iba observando imágenes y leyendo textos explicativos me daba cuenta de que esa exposición no era para mi. Buscaba imágenes que me demostraran de forma práctica esos ingredientes que han tenido la suerte de llegar a las manos de Adriá para crear platos únicos. Buscaba texturas, colores, algo que me hiciera pensar en la magia que se crea en una cocina del nivel de la de El Bulli. Pero no lo encontré. Supongo que desde mi punto de vista de fotógrafa, el interés no viene de la información textual de los cartelitos colocados junto a las series de imágenes, si no de las imágenes por sí mismas pero apoyadas en los textos para añadir datos importantes que ayuden a una mejor comprensión.
Y hablando de comprensión, el orden de las fotografías me ha producido cierto caos a la hora de seguir la serie. Me explico, la exposición se organiza por grupos de imágenes y cada grupo de imágenes se centra en dos o tres ingredientes. Los grupos de imágenes están colocadas en la sala de forma que al entrar ves una amalgama de fotografías con la temática central de los ingredientes escogidos por Collins. El problema es que no resulta fácil visualizar a qué ingredientes se refiere y cómo funciona el proceso de recolección, producción o lo que sea de cada producto. Sinceramente, como observadora no sabía hacia dónde mirar primero y qué recorrido tenía que realizar mi mirada después.
Al principio de este post he dicho que la exposición no era para mi, a lo que me refiero es que puede que sea un trabajo orientado hacia personas del mundo de la cocina, de la restauranción, puesto que las fotografías como tal no me han aportado nada especial.